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Icha Icha cap 17 p 1

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Capítulo 17 parte 1



Hinata despertaba de su letargo… con su camisola mal puesta al grado que mostraba descaradamente uno de sus envidiables e impresionantes senos, además de que su ropa interior estaba quien sabe donde, y es que no había podido evitar hacer de nuevo de las suyas luego de despertarse en medio de la noche después de tremendo sueño erótico protagonizado por ella y su rubio, se sentía tan avergonzada de si misma, se suponía que se propuso disminuir su libido para así no querer morirse de la vergüenza y aunque no lo admitiera de la lujuria de solo ver al despistado rubio. En lugar de eso, en apenas unas hora después de… "explorarse pasionalmente" según su propia definición, sucumbió como vil ninfómana ante el deseo de volverlo a hacer.

-Soy tan débil- se lamentó sintiéndose un tanto deprimida, pero bueno como evitarlo cuando pensaba en su rubio y en lo que… mejor sería levantarse.

-Nee-chan el desayuno ya está listo- entró sin previo aviso la ojiperla menor- ¿nee-chan?- dijo contrariada al ver como su hermana mayor estaba tapada hasta la nariz y solo se veían sus dedos.

-E-En s-seguida bajo- respondió la pelinegra azulada con la boca aun tapada por el cobertor y aun así se podía ver el rojo de sus orejas y frente, por poco y su hermana la descubría.

-¿Estas enferma?- preguntó, la ojiperla mayor la miró confusa- es que escuché que dijiste algo de que estabas débil, además te ves algo roja- agregó un poco preocupada.

-Ah… b-bueno… etto… yo estoy b-bien n-no te pre-preocupes- dijo lo mejor que pudo la mayor.

-¿Sucede algo?- dijo alguien desde la puerta, que para suplicio de la pelinegra azulado era Neji.

-Lo que me faltaba- se quejó mentalmente de tener en su cuarto al genio Hyûga y ella en esas fachas, solo esperaba que no se diera cuenta de que estaba en esas vergonzosas condiciones… se valía soñar ¿no?

-Nee-chan esta enferma- aseguró la castaña.

-¡¿Eh?!- Hinata entonces se quedó a cuadros ¿su opinión ya no valía o qué?, si otra fuera la época se hubiese sentido mal, pero ahora se sentía algo ofendida- p-pero s-si no estoy enferma- muy a su pesar, su nerviosismo podía aun mas que su enojo, así que su negación salió en un apenas audible murmullo que no llegó a oídos ajenos.

-Pues la verdad que si se ve algo roja- concordó el castaño luego de mirar a la chica en la cama, que ahora se sentía como si fuera algún tipo de paciente con una enfermedad extraña.

-¿Qué ocurre aquí?- dijo una tercera voz, que también era masculina, desde el marco de la puerta.

Entonces la ojiperla mayor tuvo ganas de llorar, de todas las personas en el mundo porque su padre fue el que tenía entrar, ¿qué acaso era el día de vamos a hacer una conferencia en el cuarto de Hinata y no le dijeron?

-Parece que Hinata pescó un resfriado- informo el castaño menor, luego de atar algunos cabos, con la información que tenía.

-¿Te sientes bien hija?- preguntó su padre con su típico semblante pero sin sonar osco, incluso hasta podría decirse que preocupado.

Hinata hubiera agradecido el gesto paternal en cualquier otro momento, de hecho desde la guerra su relación pareció mejorar incluso parecía mas relajado, cosa que se notó mas con las visitas ocasionales de cierto rubio, pero ahora lo deseaba es que todos se fueran.

-¿Qué necesitas?- preguntó de nuevo el castaño mayor.

-Irme por un hoyo- pensó la pelinegra azulada sintiéndose cada vez mas pequeña ante el escrutinio de ese trió de pares de ojos perlas.

-Deberías destaparte un poco mas, si no tu fiebre empeorara- sugirió Hanabi luego de pensarlo un poco, y sin que se diera cuenta la mayor le dirigió una mirada asesina.

De seguro era el karma, ¿qué mas podía ser?, se había portado como toda una pervertida y ahora el universo conspiraba contra ella (kukuku), de repente y como salida de la nada, una revelación de cómo salir avante del inminente desastre llegó a su cabeza, sería una de las cosas mas penosas que diría en su vida, pero era su única salida.

-E-En re-realidad sí e-estoy bien- asomó el resto de su cara y parte de sus brazos- s-solo e-es q-que e-estoy… e-etto, Hanabi nee-san me entenderá, e-es de e-esos d-di-días- musitó la ojiperla sintiendo como su cabeza era un carbón al rojo vivo, he incluso le salía vapor de la cabeza.

De repente todo se tornó silencioso, Hinata se quería morir o por lo menos ser un clon de sombras y poder desaparecer, lo que fuera más factible. Mientras tanto, las miradas de su familia se veían ensombrecidas, como si se hubiesen enterado de algo que no debieron saber y que de hecho preferirían no saber, bendita ignorancia.

-Ejem…-carraspeó el patriarca del clan con un poco de rubor en la cara- será mejor que valla a la mesa, tengo algunos asuntos pendientes que atender ni bien termine el desayuno- agregó claramente incomodo, una cosa era que su esposa le dijera que estuviera… indispuesta, pero que tus hijas lo hicieran, era un tema que cualquier padre quisiera evitar.

-Yo lo acompaño- secundó rápidamente el genio Hyûga también con su correspondiente dosis de color en la cara y poniendo pies en polvorosa junto con su glorioso líder.

Nota del autor: como decimos en mi rancho, mas vale aquí corrió que aquí se siente un momento incomodo… creo que no era asi ^^u.

-L-Lo s-siento n-nee-san- la castaña estaba con el rojo vivo en su cara, que incluso era comparable con los sonrojos de su hermana mayor, aparentemente sonrojarse en los momentos incómodos era de familia- yo... s-si quieres puedo pedir que te traigan la comida-  se removió incomoda, no tenía ni idea de que hacer para remediar el embrollo que había causado.

-P-Pues…sí por favor- dijo la ojiperla mayor luego de que lo pensó un poco, lo mejor para sería evitar un poco a su familia, al menos por el resto del día- y también cierra con seguro la puerta, voy a cambiarme- preferible que lo hiciera su hermana no valla ser que saliera de la cama y alguien mas entrara de repente.

Una vez sintiéndose lo suficiente segura de que el pestillo de la puerta estuviera cerrado, salió de su cama para por fin darse un baño, cambiarse… y buscar sus braguitas faltantes. Ya una vez en la ducha, sintiendo las cálidas gotas del agua bajar por su cuerpo, por fin pudo relajarse, puso su cabeza contra el frió azulejo y exhaló un hondo suspiro para dejar escapar cualquier remanente de tensión.

-Por poco- musitó esta vez sonriendo, pensando que estuvo a nada de que fuera vista por su familia como una pervertida, ya de por si era bastante que algunos miembros del souke la siguieran considerando débil.

En realidad si lo veía desde otra perspectiva la forma en que salieron su padre y su primo, algo así como almas que las llevaba el diablo, además de la manera en la que los había visto sonrojarse, era tan insólito y divertido que no pudo evitar ampliar su sonrisa aunque también apretarla para no carcajearse, de hecho que ahora que se sentía mas relajada, un pequeñísimo demonio, que casualmente tenía orejas y cola de zorro además de ser un rubio de ojos azules, le tentaba a ir abajo para divertirse un poco mas a las costillas de su familia y la verdad es que era bastante provocativa la idea, pero mejor la desecho, ser mala no era su estilo, además de seguro le terminaría saliendo el tiro por la culata… de nuevo.

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Dejando de lado todo aquel zafarrancho que pasaba en la mansión Hyûga, en un modesto departamento un rubio ojiazul aun seguía en su letargo, sintió como la luz del sol se colaba a su habitación y le daba de lleno en el rostro, frunció el ceño en señal de protesta y se aferro a mas a su almohada que parecía hacer las veces de alguien en sus sueños para luego mejor se dio la vuelta, el problema era que debido a su hiperactividad habitual ya estaba al borde de su cama, asi que en lugar de seguir con su sueño, fue despertado por el duro piso.

-Auch- se quejó con la cara al piso aun medio adormilado- ¿estas bien Hina…?- una gota de sudor le escurrió por la cabeza al darse cuenta de que era su almohada la que había estado besando con tanto desespero y de paso ese hecho lo trajo completamente a la realidad.

Algo frustrado por darse cuenta de que su lindo sueño era solo eso, se puso de pie y dio un largo bostezo para terminar de desperezarse.

-Y tan bonito sueño que estaba teniendo- se volvió a quejar, no era algo fuera de lo común (pervertidos), solo… estaba proponiéndole matrimonio a su amada de ojos perlados, completamente cotidiano ¿no?, está bien no lo era, pero aun asi era un bonito sueño al fin y al cabo, que esperaba poder cumplir dentro de poco.

Mejor le dejó de darle importancia y se metió a la baño a darse una ducha, de seguro el Uchiha no tardaría en hacerle imposible su dia y lo mejor era estar un poco mas presentable para salir y que no le estuvieran sacando de su cama a patadas… aunque despertar con la cara al piso no era exactamente una manera placentera de empezar el día.

Salió ataviado solo con una toalla en su cintura y calentó el agua para poder prepararse su preciado ramen, entonces se dio cuenta de que no estaba de humor para comer eso.

-Un segundo…- musitó cayendo en cuenta de lo que estaba pensando, sorprendiéndose de si mismo- ¿no tengo antojo de ramen?- se repitió sin poder creérselo.

-¿De verdad era él?, era tan insólito que apenas se lo podía creer y eso que salió de su propio pensamiento, entonces ahora venía la pregunta del millón, si el ramen ya no era su platillo favorito ¿entonces qué diablos era lo que quería?, la respuesta llegó casi de inmediato a su mente, la cual tenía la forma de una comida casera, acompañada por una sonrisa un poco tímida pero cálida.

Era obvio en quien estaba pensando, suspiró, se suponía que se había auto impuesto la tarea de no estar pensando tanto en ella para no parecer un obsesivo y lo primero que se le venía a la cabeza ni bien despertaba era ella, supuso que era inevitable estaba completamente loco por ella, aunque si debería trabajar en sus celos, Hinata siempre parecía distraerse con su persona, asi que perderla por alguien mas era, al menos por el momento, algo prácticamente imposible y por su puesto él se aseguraría de que siempre fuese asi.

De hecho y ahora que lo pensaba, si bien hasta hace relativamente poco se había dad cuenta de sus verdaderos sentimientos por la ojiperla, no había pensado o mas bien había tenido tiempo de pensar desde cuando o como surgieron.

Cuando se dio cuenta en suna, la supuesta relación entre Gaara y ella lo tuvo demasiado deprimido, además estaba lo de la cumbre, luego tener que hacer de cupido, lo cual debía admitir, fue de alguna manera divertido secuestrar a ambos para que solucionaran sus diferencias y valla que lo hicieron, después de eso tener que soportar al par de problemáticos, que debía admitir, en su momento les tenía un terrible envidia y pondría jurar que Hinata también…

-Tonterías- fue lo que pensó sin saber que había dado en el calvo y mejor siguió con su remembranza

Luego estaba lo de los rumores, que de hecho parecía haber perdido ya el interés de los aldeanos, y "el mes más horrible de su vida" como lo había llamado al haber… mejor que quede en el olvido, aunque dentro de todo ese horripilante mes lleno de pesadillas… y alguno que otro sueño húmedo, había descubierto algo tan maravilloso, Hinata lo correspondía.

Sonrió como vil idiota, no pudo evitarlo, de solo recordarlo le invadía una dicha tremenda, además de que también, había visto el perfecto cuerpo desnudo de su ojiperla, suspiró, lo que no daría por hacerla retorcerse de placer bajo él, sacudió su cabeza alarmado, ¿por qué tubo que pensar en eso en ese mismo momento?, maldición y justo cuando pensó que había logrado sobrevivir a las perversidades del ero-sennin y su ero-sensei.

-Supongo que algo se me tuvo que pegar- pensó resignado, uno un completo pervertido y la otra… bueno, contra todos los pronósticos igual de pervertida si no es que más, sonrió con cierto dejo de nostalgia, el ero-sennin de seguro estaría orgulloso.

Entonces unos golpes en la puerta lo sacaron de sus pensamientos, eran un poco delicados como para que fueran del teme, entonces supuso que debería ser una mujer, tal vez alguna de las criadas del mismo que posiblemente le dirían que fuera directo a la torre del Hokage, volvió a escuchar que tocaban la puerta.

-Voy, voy- dijo un poco molesto, para abrir la puerta- ya sé que el teme me esta esperando así que no tienes por qué andarme… ¿Hinata-chan?- ambos enrojecieron, el rubio por la pena de haberle hablado así a su ojiperla y ella por obvias razones que tuvieron que ver con la noche anterior.

-B-Bu-Buenos días N-Naru-kun- musitó la ojiperla mientras se removía incomoda, no podía jugar con sus dedos porque parecía cargar algo.

El ojiazul la miró extrañado, pensando en que tal vez Hinata le reclamaría del porqué de esa "cálida" bienvenida y en lugar de eso ella actuaba de esa manera tan tímida, incluso hasta podría decirse que mas de lo normal.

-¿Estas bien?- le preguntó acercándose a ella, viendo como se sonrojaba mas, era oficial, él por alguna razón la ponía nerviosa y sin hacer nada, de alguna manera le recordó a cuando eran adolescentes.

-S-Sí n-no e-es nada- respondió agachando mas la mirada, luego de haber meditado, se había resuelto a ir con su rubio, consideró ridículo actuar como una colegiala por solo haber fantaseado con y él… y luego auto complacerse, ni que fuera la única mujer que hiciera eso, el problema fue que luego de verlo las imágenes se colaron por su mente, además de la vez en que lo vio con el torso desnudo, sobretodo porque aquella vez se había visto devastadoramente sexy.

-¿Y no piensas pasar?- preguntó de nuevo al verla tan rara, de lo que si estaba seguro era que él era el causante de la actitud cohibida de Hinata, pero el problema era ¿Por qué?

-Ah c-cierto l-lo siento- la pelinegra azulado paso por un lado del ojiazul y sin querer rozo su mano con la suya sintiendo una descarga eléctrica por todo su cuerpo, dios ¿tanto deseo era el que sentía que con tan solo un contacto casual su cuerpo se estremecía?

-Por cierto, lamento haberte recibido así es que pensé que eras una de las sirvientas del teme- se disculpó poniéndose una mano en la nuca y sonriendo como siempre.

-N-No t-te pre-preocupes- dijo nerviosamente- ¿n-no has de-desayunado verdad?- dijo para evitar algún silencio incomodo.

-En realidad no- respondió el ojiazul, cayendo en cuenta hasta ahora que lo que Hinata cargaba era una bolsa con víveres- veo que vienes preparada- sonrió cuando ella se sonrojó.

-P-Pensé que no tendrías excepto ramen- sonrió aun con el rubor, mirando como al ojiazul se le iluminaba el rostro dándole así un poco más de valor- e-espero que no te moleste.

-¡Por su puesto que no, eres la mejor Hina-chan!- exclamó el rubio emocionado- de hecho si te soy honesto, no tenía antojo de ramen.

-¿Estas enfermo Naruto?- de repente la ojiperla estabas frente a el ojiazul tocando su frente para ver si  tenia fiebre.

-Estoy bien Hina-chan- quitó la mano de la ojiperla con delicadeza- no es el fin del mundo, solo es que me di cuenta de que hay algo mejor que el ramen.

La pelinegra azulada lo miraba sin dar crédito a sus palabras, ¿ese era realmente Naruto?

-¿Quién eres y que le hiciste a mi Naru-kun?- inquirió medio en serio medio en broma la ojiperla, Naruto solo pudo atinar a carcajearse y se acercó a ella poniendo sus rostros al mismo nivel.

-Es solo que tengo una linda novia que me hace la mejor comida del mundo ttebayo- y sin darle tiempo le dio un rápido beso en los labios.

-N-No di-digas e-esas c-cosas- dijo volviendo a ruborizarse, aunque también se sintió feliz de que se lo dijera.

-Iré al cuarto necesito ordenarlo, luego vas conmigo a acostarte- preguntó el ojiazul con su típica sonrisa zorruna.

-¿Eh?- esta vez la ojiperla se puso roja hasta la raíz- ¿q-que d-di-dijiste?

-Que necesito ordenar mi cuarto, luego voy contigo para ayudarte- repitió extrañado de la reacción de su novia- ¿deberás estas bien?

-S-Sí… tú has eso mientras yo hago el desayuno- respondió la Hyuga casi empujado al ojiazul a su habitación.

Cuando por fin pudo meterlo, cerró la puerta casi en sus narices y luego se recargó en ella para soltar un suspiro mientras se deslizaba al piso, ¿en que punto se había vuelto tan pervertida como para cambiar lo que su rubio decía?, mejor intentó olvidarlo y se relajó lo mas que pudo, se puso de pie para después ponerse a preparar la comida.

Del otro lado de la puerta, Naruto aun seguía desconcertado, definitivamente Hinata estaba más rara de lo normal, era bastante obvio que él era el causante, pero la verdadera pregunta era por qué la causaba. Mejor le restó importancia y se dispuso a levantar el pequeño desorden que siempre dejaba después de una noche de sueño, cuando terminó salió silenciosamente de se habitación y encontró a una Hinata completamente concentrada mientras tarareaba felizmente, ataviada con un adorable mandil.

El Uzumaki (Kamikaze), no pudo evitar sonreír de oreja a oreja ya que representaba una perfecta oportunidad para inquietarla un poco, además de que la manera en que la ojiperla también movía sus caderas era bastante tentadora.

-Sé que estas ahí Naru-kun- dijo la ojiperla mientras seguía observando los guisos y sonreía por haberlo atrapado e imaginarse con su cara de decepción.

-No es justo, tú tienes el byakugan- en efecto Naruto estaba frustrado y decepcionado- yo que quería sorprenderte- agregó con un puchero.

-Lo que pasa es que te conozco demasiado bien y sabía que ibas a intentar algo parecido- arguyó la ojiperla volteando a verlo y notar como estaba sentado en la mesa, molesto.

-Sigue sin ser justo, yo a veces no se en que piensas y eso es tan frustrante- gruñó recargando la cabeza en la mesa.

-Te diré un pequeño secreto- el ojiazul la miró curioso- pon mas atención a mis acciones que a lo que digo- luego le sonrió con un poco de picardía para luego regresar su atención a la estufa.

A esas alturas ya se había hecho a la idea de que deseaba a su rubio, algo completamente normal en una relación de dos personas adultas o al menos eso era lo que estuvo repitiéndose todo el tiempo en que tuvo al ojiazul fuera de vista, además ya no era una adolescente como para exaltarse de solo pensar en hacer ese tipo de cosas con su novio, aunque eso sí aun no se sentía con la suficiente confianza como para tomar el primer paso, aunque no por eso no le iba a dar algunas señales.

Por otra parte el ojiazul, se quedó mirando a la ojiperla, ¿era él o le había insinuado algo?, estuvo a punto de darse un zape el mismo, ¡por supuesto que estaba insinuándole algo!, y ese era el problema, primero cuando llegó estaba hecha un manojo de nervios, pero ahora actuaba de lo mas normal y hasta le coqueteaba un poco

¡No entiendo nada!- pensó frustrado de no dar con la respuesta, revolviéndose los cabellos, entonces notó como la ojiperla lo veía, levantó la mirada solo para encontrar a una Hinata que sonreía divertida y con la mirada pareciera esperar que hiciera algo mas, para luego de nuevo voltear el rostro.

Mejor se puso de pie para aceptar la muda invitación de su ojiperla, además con lago de suerte averiguaría porque esa extraña actitud, se lo que fuera de seguro tendría que ver con él.

-¿P-Por qué te tardaste?- preguntó Hinata al sentir los brazos del Uzumaki (Namikaze) rodearla y un pequeño rubor, a pesar de haber sido ella la que orquestó todo aquello, no podía evitar ponerse un poco nerviosa dada su naturaleza tímida.

-Tú sabes que no soy muy bueno con ese tipo de cosas- respondió oyendo como ella reía contenidamente- por cierto ¿te había dicho que te ves adorable con ese delantal?- murmuró con la voz ronca mientras recargaba su barbilla en su hombro.

-N-No pero gracias- murmuró la ojiperla y como gesto adicional de agradecimiento acaricio una de sus mejillas.

Naruto al sentir ese gesto sintió la necesidad de ir un poco más allá, así que empezó a frotar su nariz con el cabello y el cuello de la Hyuga, sintiendo con satisfacción como su ojiperla arqueaba un poco el cuello en señal de complacencia, sus manos emplazaron a moverse, una situándose en sus caderas y la otra con delicadeza movió sus azuladas hebras para así permitirse atacar impunemente su cuello.

-N-Naru-kun- musitó la ojiperla ahogando apenas suspirar de placer- e-el desayuno- intentó retirar la cabeza del ojiazul de aquel punto sensible para ella.

Hinata entonces dio un ligero gemido al sentir como los dientes de su rubio se clavaban en su piel con exquisita suavidad, causando que en lugar de alejarlo lo incitara a más aferrándose al cuello del autor de tan deliciosas caricias. Toda resistencia era inútil y ella lo sabía, solos ellos dos en el departamento de él, con ese de ambiente tan íntimo parecido al de una pareja de recién casados, era obvio que terminarían en una situación así.

Aun metido en su faena el ojiazul estiró el brazo que estaba en la cintura de la Hyuga y apagó la estufa, aun estando al borde del frenesí, logró tener la suficiente lucidez como para no omitir ese detalle y que arruinara el momento. Ahora sí podía dirigir toda su atención a la encantadora personita que estaba atrapada entre sus brazos.

Con una lentitud y una paciencia rarísimas en él, dirigió sus labios al lóbulo de la oreja de la ojiperla, se detuvo a una distancia mínima y deliberadamente dejo escapar un par de exhalaciones, asegurándose de que estas le dieran de lleno en esa parte, sintiendo con perversa satisfacción como ella temblaba de ansiedad y apenas lograba reprimir un gemido de placer.

-Naruto- jadeó el nombre de su amado, al sentir la lengua de este pasearse por su oreja, aferrándose aun mas a su cuello cuando sintió que las piernas amenazaban con fallarle.

Por su parte él sonreía con complacencia al sentirla así de entregada a sus caricias, admitía que la deseaba, deseaba hacerla suya en ese mismo momento, pero debía tomárselo con tiempo, conocía de sobra la naturaleza de su pelinegra azulado y sabía que debía dar un paso a la vez y no presionarla, atreviéndose en cada momento íntimo que tuvieran a ir un poco mas allá. Sintió ganas de verla a la cara, así que la giró sobre si misma, escuchando un melodioso "kya" por el inesperado movimiento.

-Espero que me digas por qué tan repentino cambio de actitud- dijo el con la voz enronquecida, dando una relajada sonrisa que para la ojiperla solo lo hizo ver mas… apetecible- ¿y bien?- urgió en son de broma levantando una ceja, como si fingiera estar impaciente.

El ojiazul observaba maravilladlo el hermoso rostro de aquel tierno ser que de alguna manera se las había ingeniado para robarle el aliento y el corazón, aquellos ojos perlados brillaban mientras se clavaban en los suyos, cubiertos de unas oscuras y largas pestañas que se parecían moverse ahora en una armoniosa cámara lenta que lo deleitaba, aquel adorable y ligero rubor cubriendo sus mejillas, sus dulces labios rosados bien delineados y formados a los cuales se había hecho adicto, todo aquello acompañado por unas finas facciones femeninas que la hacían ver como una princesa.

Hinata por su parte miraba a ese par de ojos azules oscurecidos por el deseo, ahora él la estaba tomando de la espalda baja y ella tenía sus manos recargadas en sus pecho, una urgencia de unir sus labios embargaba su ser y llegar hasta donde le fuera posible, aquellas caricias habían encendido aun mas aquella pasión que intentaba contener, también quería torturarlo un poco, demostrarle que ella también podía devolverle el mismo placer que le hizo sentir a pesar de su poca experiencia, hacerle ver que ya no era esa niña cohibida sino toda una mujer, en la completa extensión de la palabra.

Te deseo Naruto- musitó apenas audiblemente pero con la suficiente seguridad y sensualidad como para dejar en shock al rubio, tanto que apenas pudo notar la sensación de las delicadas y cálidas manos de la ojiperla en su rostro y sus labios presionándose sobre los de él.



Continuara……….
conti..... dejare comentario en la el ultimo post del dia
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